Es cierto que vivimos en un país de tabúes, siendo uno de ellos las relaciones sexuales. La gran mayoría de nosotros, en especial las mujeres, fuimos criados con percepciones bien reservadas sobre la vida sexual que en un momento u otro de la vida llevaremos de manera activa. Una de las más fuertes muestras de esto es el hecho que nuestros padres no nos enseñan en realidad lo fundamental del sexo. Generalmente los jóvenes aprenden utilizando la pornografía como maestro, y las chicas, pues sus amigos del colegio les enseñan lo suficiente. Se debe destacar también que la educación sexual en las escuelas y colegios no es la mas “eficiente”. Todo esto ha traído como resultado generaciones de entes sociales cohibidos en el tema de la sexualidad, siendo este un tema incómodo en ciertos círculos y para ciertas personas.
Si dejamos a un lado todos estos tabúes encontramos que el sexo no es más que una de las funciones vitales de casi todos los seres vivientes, ya que es de esta manera como muchos de los mismos encuentran continuidad en el tiempo. ¿Pero es el sexo solo una necesidad básica de los seres humanos?, no. Cuando Dios crea al hombre y la mujer dice claramente que el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a la mujer, la mujer también hará lo mismo, y juntos formarán una sola carne. Esta formación de una sola carne se refiere a la procreación, a tomar parte de uno y del otro y crear un ser nuevo, un hijo, que será la sola carne. El sexo es un don de Dios para el gozo mutuo de las personas casadas, está en la Biblia, Proverbios 5:18, "Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud". Asimismo dice 1 Corintios 7:5, "No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia". Claro está que el sexo en la pareja cristiana es un sexo de mutuo consentimiento (1 Corintios 7:5), de no fornicación (Hebreos 13:4), de fidelidad (Éxodo 20:14) y bajo el control de Cristo (1 Tesalonicenses 4: 3-5).
Si aceptamos que el sexo es parte crucial de la relación matrimonial y entendemos que se puede vivir plenamente una vida sexual dentro del matrimonio cristiano, podemos entonces librarnos de muchos tabúes que rodean al sexo en general y al sexo dentro de la pareja. Aquí mencionamos algunos de ellos y la realidad que los rodean:
La virginidad pre-matrimonial está pasada de moda: hay varios factores que hacen de este mito algo falso. El acto sexual hace que la pareja se sienta atado a esa persona, da cierta sensación de compromiso y evita que la pareja de verdad sepa si tiene sentimientos o no hacia esa persona. Además, una persona que conserva su virginidad da indicios de un mayor auto respeto, exclusividad y desarrollo integral.
Es imposible controlar el deseo sexual, es inevitable que los jóvenes tengan relaciones sexuales antes de casarse. Entonces, lo mejor es ayudarles a tener cuidado: Existen variaciones de este mito, como «la masturbación es la solución para el creyente», pero lo esencial cae bajo el rubro de que “es inevitable”. Para la persona que tiene la mente saturada del sexo impuro, pareciera que el impulso o tentación es abrumador. La Biblia, en cambio, dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá la vía de escape, a fin de que podáis resistirla” (1 Corintios 10:13 BLA). Este mito, que muchos evangélicos han aceptado como verdad, es negar la gracia y el poder de Dios en la vida del creyente para vivir una vida de pureza.
Espontáneo es mejor: Si bien la espontaneidad es normalmente la antesala del placer, esperar que suceda sólo con la excitación del momento podría dar lugar a largos períodos de sequía, mientras que acordar momentos como muestra de compromiso da a algo que anticipar. Establecer un tiempo semanal para la intimidad es recomendable, Sin caer en rutinas. Se trata de elegir un momento en que ambos puedan comprometerse con facilidad, sin agotamiento o responsabilidades.
Súper macho: Las mujeres no necesitan un Súperman que esté toda la noche practicando el Kama Sutra completo ni que tenga una erección constante. Hay que aclararlo porque esa suposición puede crear ansiedad que provoca bloqueados e incapacidad de eyacular y/o de llegar al orgasmo. El gran problema es que si les pasa dos veces ya anticipan que les va a pasar siempre y efectivamente, la profecía se cumple por condicionamiento mental.
La masturbación es para solteros: Desde el punto de vista de gran parte de las parejas de todas las edades, si se está con alguien ya no hay necesidad de masturbarse. Según ese pensamiento, masturbarse sería como una traición, algo interpretable como que no se es suficientemente hábil o que el otro quiere más de lo que él le da. Pero masturbarse a solas es muy sano, rápido, se aprende mucho y no tiene nada que ver con la satisfacción que da la pareja. Tomemos en cuenta que si no sabemos lo que a nosotros nos gusta, no podemos pretender que nuestra pareja si. Además, practicarla con el/ella puede ser muy divertido.
Una mujer no debe expresar nunca sus deseos, sino esperar hasta que el hombre los descubra: esto no puede ser más falso. Una de las partes más importantes en la relación sexual en la pareja es el poder comunicarse abiertamente los deseos y fantasías el uno con el otro. El poder definir las cosas que nos gustan de nuestra pareja, y de la misma forma, lo que no.
Las mujeres odian el sexo rápido: existe la creencia errónea de que los coitos rápidos no erotizan a una mujer. Muy al contrario, este tipo de “asaltos” suelen ser un excelente detonador del erotismo. Eso sí, la condición básica es que ambos lo disfruten y no lo conviertan en el sustituto del acto sexual prolongado.
Una buena relación sexual siempre termina en orgasmo: respóndanse ustedes esta; ¿Sólo llegando al orgasmo se alcanza el placer personal? Muchas personas disfrutan más cuando su pareja llega al orgasmo que alcanzarlo de manera personal.
El sexo oral no es bien visto en el cristianismo: no hay ningún concepto o pasaje bíblico que prohíba o tilde el sexo oral como malo. 1 de Corintios 7:5 dice que lo que se alcance en la pareja como mutuo acuerdo estará bien visto bajo el matrimonio. Ahora, esto del mutuo consentimiento excluye las relaciones con otras personas (tríos, swingers) y el uso de la pornografía aún dentro de la pareja. Estos 2 son tildados como impuros en Gálatas 5:19 y 1 Juan 2:16.
Ahora, como pareja que vive dentro del matrimonio y los valores cristianos, ¿qué podemos hacer para mantener activa y nutrida la relación sexual? Aquí presentaremos una interesante propuesta.
Un par de parejas se embarcaron en viajes muy poco convencionales: una hizo un recorrido de 101 noches de sexo, mientras que la otra vivió un año entero (365 días) de sexo continuo. Ambas parejas escribieron libros sobre sus experiencias y los hallazgos fueron impresionantes. La primera descripción de una de las autoras es que el hecho de tener relaciones con su pareja hizo de su vida personal una vida feliz, menos molesta y menos estresada; mientras que ambas mujeres afirmaron que esta experiencia hizo de su matrimonio uno mas fuerte, dentro y fuera de la habitación. Esta frecuencia sexual hace que no se tenga que sentir nadie como que tiene que ser una estrella porno al momento de la verdad, que es lo que pasa en parejas en las cuales el sexo no es frecuente: como es tan infrecuente, creemos que debemos lucirnos para dar un 150%.
El sexo esta diseñado para hacernos sentir bien por una razón específica. De la misma manera el sexo frecuente aumenta el deseo sexual en la pareja: mientras más lo hagas y más lo disfrutes, más lo buscarás. De la misma manera, este sexo no tiene que ser despampanante, tiene que ser simplemente bueno. Si bien es cierto que las parejas estaban cansadas en ciertos momentos, una vez entraban en ese ambiente, todo lo que les rodeaba se volvía más erótico.
Los expertos sexuales dicen que un incremento en la frecuencia del sexo es lo primero que se debe intentar al momento de avispar la vida sexual de la pareja. Incrementos dobles cada 6 meses hasta que la pareja se sienta cómoda con lo que tienen. Además dicen que debemos actuar sobre nuestros deseos en el momento que surgen y que aunque en ese momento no estés con el ánimo, una vez empieces, terminarás disfrutándolo.
Entonces, tomando en cuenta que incrementando la frecuencia sexual dentro de la pareja podemos darle un toque a nuestra relación íntima, ¿de qué forma no hacerlo monótono? Cada quien tendrá sus formas, pero si no, aquí una idea que resulta algo interesante:
1. Preparen un set de cartas, cada una con las ideas presentadas en este artículo: http://www.redbookmag.com/love-sex/advice/good-sex-tips#slide-1. Serían un total de 26 cartas.
2. Marquen las tarjetas para ella de un color, las de él de otro color, y las otras neutras.
3. Mezclen las tarjetas
4. Cada noche que se propongan a hacer algo tomen una tarjeta. Si la que toca es rosada, entonces ella la lee en privado y le prepara esto a él y viceversa. Si no esta marcada pues disfruten.
5. Esta tarjeta, luego de usada, la colocan en otro sitio de descarte.
6. Al final del ciclo, mezclen de nuevo y empiecen.
7. Combinen esto con más ideas que le vengan en la marcha.
Al final, el sexo en la pareja es algo bueno y necesario. Hablen todo y no se guarden nada, pidan cuando quieran algo, y lo más importante, demuéstrense lo que sienten en cada caricia.
El artículo está muy bueno e interesante pero recomendaría que no le des un enfoque tan bíblico, aunque comprendo que la posible caracterización del público lector tendrá tendencia a estar encadenado al dogma cristiano.Aun así sería bueno ver que evidencias científicas podrían apoyar tus argumentos.Esto no le quita el ser un artículo muy educativo y que te deja con ganas de más.
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