Te ves sin rumbo,
frente a ti parece un rompecabezas, su forma es perfecta, pero no la entiendes,
que difícil es tenerla sin poder poseerla, que ella quiera sentirte, pero no la
dejas.
Te
entiendo, no eres lento, solo estas perdido, cuando intentas explorarla su
cuerpo es un acertijo, sin embargo, hay cosas que a uno nuca le fallan, trata
de caerme atrás a ver si no te desmayas:
Empieza
siempre por su pelo, una caricia basta, que tu mano roce el cuello que su piel
tan dulce abraza, no solo el halarlo le hará sentir corriente, cuando tu mano
roce se sentirá diferente. Al tiempo que sobas su pelo tócale la oreja, hazlo
inocente sin que ella se dé cuenta, que parezca un accidente, pero uno
indecente, que este simple hecho le haga hacerse ideas, que ansíe que la toques
de diferentes maneras, que esto empiece a trabajarle mientras tus manos lideran
el avance de tu mente, que siempre este esté un paso adelante, que escuches sus
respiros mientras se hacen jadeantes. Suficiente con eso, volvamos de momento a
su pelo, que con esa mano que acaricias la hagas sentir miedo de las cosas que
se vienen, literalmente, ahora que tu mano libre viaje al sur, pero no intentes
adelantarte, que esta agarre su cintura, que ella lo sienta, apriétala con
fuerzas, hálala hacia a ti, que sienta el contacto de tu cuerpo, bésale los
labios sin dejarla con deseos.
Ahora que
tu mano le extienda el cuello, muérdele en el lado como ahora está anhelando,
besos suaves luego, bajando, un poco de lengua que quede algo mojado arriba y quizás
ya esté un poco abajo. La mano en la cintura, ¿la recuerdas? Que empiece un
viaje al norte por debajo de su blusa, que tu toque sea suave como una medusa,
picante, que la electrifique por la espalda, que ella se desvista sin tener que
desnudarla tú. Suéltala de repente que ella abra los ojos, no te rías, mírala
con el deseo al borde de tus labios, muérdetelos suave y lentamente, que ella
quiera sentirse diferente. Voltéala de una forma rápida, mano izquierda en sus
senos la derecha dibujando círculos concéntricos sobre su barriga, que luego
simule una línea que baja y que se adentra en su pantalón, pero no toques nada,
solo que suelte ese vapor. Vuelve a besarle el cuello, muérdele el oído, dile “en
este momento lo tuyo es mío”, y es en este justo y preciso instante que tu mano
sujetara su muslo y se verá elegante, pero ni modo, nadie está buscando eso,
recuerda que lo que quieres es dejarla sin aliento, que te pida a gritos
mientras estas frente a ella, que cuando sienta tu mano en su piel se le abran
las piernas.
Sigue
besando su cuello y juega con sus senos, sus pezones duros ya están, eso es
algo bueno, tu mano libre que suba un poco y que toque su botón, pero no te
confundas me refiero al del pantalón, empieza a liberarlo, baja su zipper, con
cuidado entra tu mano, ¿sientes el calor? Esta es la respuesta a lo que has provocado,
posa tu mano, sé que sientes todo mojado. Ya está casi desnuda, pero esto no es
lo bueno, lo mejor de todo es que ella está llena de deseo, te desea, el pleito
esta ganado, es hora de subir la dificultad y ver como acabamos. Acuéstala en
la cama, el piso, en el mueble, lo importante es que ella sienta solo lo que
siente al tocarla, que no se preocupe por estar parada, sus piernas fallaran
cuando le hagas lo que falta. Mírala, vuelve a hacer contacto con los ojos, susúrrale
al oído que tienes un antojo, que tienes ganas de verla mientras tú la llevas a
tomar un paseo con tu cabeza entre sus piernas, no la escuches, no dejes que
hable oposiciones, inmediatamente con tus dedos quiero que la impresiones, que
ella sienta, que no piense nada que no sea lo que quiere, lo que su cuerpo en
verdad desea. Presiona, que se escurra lo mojado, esos pantis no duraran mucho
como quiera abajo, un beso en sus senos acelerara el trabajo y con tu mano
libre quita lo que queda ahí tapando.
Este es el
momento que más importa, mírala a los ojos, no digas nada, que ambas manos
sujeten sus muñecas, que tus piernas dividan sus piernas, que ella empiece a
empujar con su cintura, tratando explícitamente de hacer contacto con la tuya,
dile que no, que ahora es tu turno, sin perder contacto visual empieza el rumbo
a ese néctar que hace momentos que está fluyendo, pero debes besar todo su
cuerpo en el trayecto: cuello, sus senos, barriga y cintura, cuando estés
llegando frena tu ruta. La sentirás tratar de soltar sus manos, aquí es
importante que la sigas mirando humedece tus labios besa los de ella, un beso a
cada lado de esa zona que deseas. Ella inmediatamente arqueara todo su cuerpo,
no dejes pasar, aprovecha este momento, no lo pienses mucho como todo lo que
has hecho, usa tu lengua, estas en todo tu derecho. Déjala que sienta con cada
suave viaje de ella, arriba, abajo, besa todo lo que encuentras, recuerda
empezar con intensidad moderada, levemente aumenta mientras ella más te manda,
pues en este momento su cuerpo no se aguanta, siente tantas cosas que se siente
liberada, con su perla en tu boca te das cuenta de esto, tus dedos la exploran,
sientes contraer su cuerpo. Te agarra el pelo y te amenaza si paras, confías en
tu instinto, respiras profundo y te sumerges de un brinco, esta tan delicioso
todo lo que estas probando y sin darte cuenta su cuerpo está temblando.
Una, dos,
tres, cuatro veces, sus ojos no se abren, tu mente se estremece, solo escuchas
de su boca decir un “ahh”, y sus piernas se cierran como si te fuera a
estrangular. No la culpes, ella en verdad no está muy consciente, acabas de provocar
algo que ella se merece, no te extrañe si en ese momento se queda dormida, o si
sin pensarlo se te tira encima.